Dos años atrás la
representante de una activa asociación de autistas de Jaén me planteaba una
pregunta: ¿el teatro puede ayudar de algún modo a los niños (y a sus padres) a
entender a otros chicos que tienen determinadas características especiales, a
niños que a menudo no juegan, que en ocasiones realizan movimientos repetitivos
o acciones chocantes, que en definitiva no ofrecen, normalmente, facilidades
para relacionarse con ellos, y que en
algunos casos apenas hablan? Desde entonces,
durante ciertos intervalos, a lo largo
de dos años, he tratado de buscar una respuesta a aquella pregunta, he
intentado documentarme sobre un mundo tan complejo como variado y he hecho lo
posible por hallar estrategias dramáticas y narrativas atractivas para un
público lo más amplio posible pero procurando no desvirtuar la compleja
realidad del autismo. De este modo ha ido naciendo la historia de Pedro y de
los que conviven con él. Y he disfrutado
emprendiendo este trayecto, esta búsqueda y descubriendo hacia dónde me llevaban
unos personajes y una trama que conectan
además con determinadas cuestiones que me interesan especialmente, relacionadas
con la comunicación interpersonal y las diversas percepciones de la realidad. El resultado es “Pictogramas”. Ojalá vosotros también lo disfrutéis.
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