...TITIRITERO 2.
O la muy notable aventura del retablo de Maese Pedro, el titiritero.
O la muy notable aventura del retablo de Maese Pedro, el titiritero.
PEQUEÑO QUIJOTE.
¿El titiriqué...?
¿El titiriqué...?
TITIRITERO 2.
Verás, un titiritero es un...
Verás, un titiritero es un...
PEQUEÑO QUIJOTE.
¿Un?
¿Un?
TITIRITERO 2.
¿Tú qué eres?
¿Tú qué eres?
PEQUEÑO QUIJOTE.
Yo. ¿Un niño?
Yo. ¿Un niño?
TITIRITERO 2.
Sí, pero eres un niño muy especial.
Sí, pero eres un niño muy especial.
PEQUEÑO QUIJOTE.
¿Por qué?
¿Por qué?
TITIRITERO 2.
Porque eres de madera y de tela.
Porque eres de madera y de tela.
PEQUEÑO QUIJOTE.
Yo soy como todos los niños.
Yo soy como todos los niños.
TITIRITERO 2.
No, verás tú vienes de... ¿Cómo te lo explicaría yo?
No, verás tú vienes de... ¿Cómo te lo explicaría yo?
PEQUEÑO QUIJOTE.
No hace falta, ya me lo explicó mi mami. Yo vengo de una semillita que plantó mi papi en mi mami...
No hace falta, ya me lo explicó mi mami. Yo vengo de una semillita que plantó mi papi en mi mami...
TITIRITERO 2.
No. Tú no vienes de una semillita, tú eres un títere, y yo soy el que maneja los títeres o sea el titiritero...
No. Tú no vienes de una semillita, tú eres un títere, y yo soy el que maneja los títeres o sea el titiritero...
PEQUEÑO QUIJOTE.
Sí, sí, claro... y los niños vienen de París.
Sí, sí, claro... y los niños vienen de París.
TITIRITERO 2.
Bueno, el caso es que en la aventura del titiritero, Quijotín va a ver una función de marionetas: que se llama la historia de “Gaiferos y su enamorada la Príncesa Melisendra”
Bueno, el caso es que en la aventura del titiritero, Quijotín va a ver una función de marionetas: que se llama la historia de “Gaiferos y su enamorada la Príncesa Melisendra”
PEQUEÑO QUIJOTE.
¡Qué guay! A mí me gustan mucho las marionetas.
¡Qué guay! A mí me gustan mucho las marionetas.
TITIRITERO 2.
Y a Quijotín, le estaba gustando tanto la obra de títeres, que se creía que todo lo que pasaba era real, y cuando el malo iba a hacerle daño a la pobre Princesa, Quijotín de un salto se metió en el teatrillo para salvar a Melisendra y ¡oh no! Rompió todos los títeres con su espada.
Y a Quijotín, le estaba gustando tanto la obra de títeres, que se creía que todo lo que pasaba era real, y cuando el malo iba a hacerle daño a la pobre Princesa, Quijotín de un salto se metió en el teatrillo para salvar a Melisendra y ¡oh no! Rompió todos los títeres con su espada.
PEQUEÑO QUIJOTE.
¿Sí?
¿Sí?
TITIRITERO 2.
El muy bruto.
El muy bruto.
PEQUEÑO QUIJOTE.
Lo siento.
Lo siento.
TITIRITERO 2.
Ya...
Ya...
PEQUEÑO QUIJOTE.
¿Qué te pasa?
¿Qué te pasa?
TITIRITERO 2.
Es que en esta aventura siempre me pongo triste.
Es que en esta aventura siempre me pongo triste.
PEQUEÑO QUIJOTE.
¿Por qué?
¿Por qué?
TITIRITERO 2.
Porque yo también soy un titiritero. Y me imagino al pobre Maese Pedro con todas sus criaturas rotas.
Porque yo también soy un titiritero. Y me imagino al pobre Maese Pedro con todas sus criaturas rotas.
PEQUEÑO QUIJOTE.
¿Qué más da que se rompan? Eran sólo títeres de madera y de trapo.
¿Qué más da que se rompan? Eran sólo títeres de madera y de trapo.
TITIRITERO 2.
¿Sólo títeres?
¿Sólo títeres?
PEQUEÑO QUIJOTE.
Sí. No es para tanto.
Sí. No es para tanto.
TITIRITERO 2.
¿No?
¿No?
PEQUEÑO QUIJOTE.
No.
No.
VOZ EN OFF.
“Muera yo, dijo con voz enfermiza el maese Pedro, que soy tan desdichado, que no ha media ahora, que con mis muñecos, me vi señor de princesas, de reyes y de emperadores, y agora me veo desolado y abatido, pobre y mendigo, y todo por la furia mal considerada deste señor caballero que se dice que endereza tuertos y hace otras obras caritativas, y en mí sólo ha venido a faltar su intención y a desfigurarme mis figuras.
No llores, maese Pedro, que me quiebras el corazón. Díjole Sancho Panza.
Ningún mal te he hecho. Dijo Don Quijote.
¿Cómo no? Respondió maese Pedro, y estos muñecos que están por el suelo, ¿quién los aniquiló sino vos? ¿Y cuyos eran sus cuerpos sino míos? ¿Y con quién me sustentaba yo sino con ellos?”
“Muera yo, dijo con voz enfermiza el maese Pedro, que soy tan desdichado, que no ha media ahora, que con mis muñecos, me vi señor de princesas, de reyes y de emperadores, y agora me veo desolado y abatido, pobre y mendigo, y todo por la furia mal considerada deste señor caballero que se dice que endereza tuertos y hace otras obras caritativas, y en mí sólo ha venido a faltar su intención y a desfigurarme mis figuras.
No llores, maese Pedro, que me quiebras el corazón. Díjole Sancho Panza.
Ningún mal te he hecho. Dijo Don Quijote.
¿Cómo no? Respondió maese Pedro, y estos muñecos que están por el suelo, ¿quién los aniquiló sino vos? ¿Y cuyos eran sus cuerpos sino míos? ¿Y con quién me sustentaba yo sino con ellos?”
