lunes, 10 de febrero de 2014

ESCRIBIR PARA LAS NIÑAS Y LOS NIÑOS.


 Cuando escribo teatro para las niñas y los niños trato de mirarles a los ojos, colocándome frente a ellos, frente a ellas, buscando su mirada; pero no es fácil.  No es bueno agacharse para hacerlo, los niños son más pequeños que los adultos, tienen un tamaño menor, pero uno, no debe volverse pequeño para mirarles a los ojos.  Aunque mi condición de adulto representa, por tanto, una cierta anomalía física para lograr mirar al niño a los ojos, trato de encontrar estrategias para buscar sus miradas frente a mí, durante el proceso de escritura.  A veces no me queda más remedio que encorvarme o colocarme de cuclillas o arrodillarme, pero son todas ellas posturas incómodas para escribir.  La otra opción sería subir al niño y sostenerlo o colocarlo en algún lugar para que alcance mi altura, pero esta posición no es natural para ellos.  Por lo tanto, no tengo más remedio que admitir, que es muy complicado colocarse a la altura del niño, para escrutar sus ojos, sin impostar y sin forzar, pero no hay otra manera de comunicarse, desde la sinceridad, con ellos.  A pesar de todo sigo escribiendo teatro para los niños y las niñas y sigo buscando sus miradas, de frente, lo sigo intentando, soy tozudo.


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